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EL LIDERAZGO EXPONENCIAL. LA ESCUELA EN CAMBIO PERMANENTE


Comenzamos un año más. Atrás dejamos un 2018 lleno de experiencias educativas personales y profesionales que invitan a recibir con mucha ilusión este nuevo año.

En este 2019, nuestro cuaderno de bitácora sigue intacto: nuevos colegios que se suman al proyecto de consultoría Maecenas Global y Esencia Educativa, relaciones internacionales con Latinoamérica y una nueva apertura en Asia, en puertas de nuestro II Simposio de IA, nuevas líneas de posgrados abiertas para el crecimiento de directivos y profesores en las nuevas áreas educativas que se plantean como críticas para los próximos años…. Todo crece de forma rápida y acelerada, y ahí, sin parar pero con las ideas bastante bien definidas, estamos posicionados.

Vivimos tiempos desafiantes

Hace dos años, mi buen amigo Alfredo Romeo (@aromeo), me hablaba de forma apasionada en el Parador de Córdoba, de la exponencialidad. Un fenómeno que de la mano de Ray Kurzwell, me ponía en la antesala de lo que debería de ser el movimiento educativo de la mano de nuestra Fundación: dar muerte a la linealidad estratégica y organizativa, y empezar a pensar que todo debe ir de forma más acelerada. En nuestro ADN se inculcó el motivo de hacer entender que la Educación, nuestros Colegios, nuestros proyectos educativos, debían de tomar una forma más urgente.

Este pensamiento educativo exponencial, pasaba por entender que había que empezar a apostar por un estilo de liderazgo y dirección más inclinado hacia el cambio permanente, que lo que empezasemos a desarrollar, quedaba obsoleto en el momento en que arrancaba de la mano de nuestros profesores … es decir, la linealidad moría en manos de una escuela más acelerada, y con la intención de ir recortando diferencias con una sociedad que pide a gritos una renovación total en nuestros planteamientos.

Pero claro, todo esto pasa por una propuesta de dirección adecuada a la misma. No podemos seguir pensando que haciendo lo mismo, llegaremos a lugares diferentes.

En numerosas conferencias y cursos de formación, he esbozado las grandes claves de un lÍder educativo:

1.- Visión de futuro: Inspirado en la realidad social y en el devenir que afecta a la Educación.

2.- Equipo vertical y transdisciplinar: Tanto en la dirección como en el claustro, profesionales que estén formados de manera estratégica en torno a esa visión propuesta.

3.- Proyectos estratégicos y educativos actualizados: fruto de esa visión y con ese equipo formado de manera adecuada, generar proyectos que trabajen la tecnología – la actual y creciente - , la globalización, las habilidades personales y profesionales basadas en escenarios disruptivos y todavÍa por definirse, por lo que se deben inclinar hacia habilidades soft , para ser útiles y tener sentido en un mundo automatizado.

4.- Consideración individual hacia las personas: cada vez estaremos más necesitados de encontrarnos de forma más humana, más vivencial. Saber entender las necesidades emocionales y afectivas de nuestros equipos.

5.- Comunicación interna y externa que haga un correcto despliegue de estos aspectos, para dar el valor que la Educación necesita en estos momentos tan cambiantes y exigentes.

Rápidamente reflexione sobre estos 5 aspectos, y pregúntese: ¿de qué manera lo estamos trabajando en nuestros Colegios? ¿son bases y pilares claramente entendidos en nuestra Comunidad Escolar, con especial énfasis en profesores y familias ? ¿estamos preparados para seguir teniendo vision exponencial?

Pero claro, tenemos que entender que todo esto que planteo, ES VIEJO¡

Ya deberíamos de estar en escenarios más avanzados: que lo de las metodologías ya tendría que estar, que Google y Apple ya son proyectos que deben más a la Escuela que al revés, que la Inteligencia Emocional es una realidad y necesidad para todos nosotros … no vistamos de innovación lo que no es innovación.

Con este escenario, ¿qué aspectos pasan a definir a un líder actual, es decir, a un lÍder exponencial?

Hace dos décadas, el ejercito Americano, puso sobre la mesa el acrónimo VUCA - por sus siglas en ingles- que significa volatilidad, incertidumbre, complejidad y ambigüedad. Y el mundo de hoy encarna, más que cualquier otra época que hayamos vivido, este VUCA.

Este ambiente VUCA no se irá, y el cambio se acelerará, no al revés, y para seguir avanzando en este escenario donde el cambio es la constante, hay que seguir cambiando nuestra forma de pensar. Y no me canso de decirlo, ni de verlo: la Escuela tiene su problema en las direcciones, no en los profesores.

El cambio exponencial educativo necesita de líderes exponenciales. Algunos directores escolares con los que convivo diariamente, ya se han dado cuenta de esta realidad. Ya son sobresalientes en estas habilidades necesarias para manejar el VUCA en el que nos encontramos.

De esta manera, y junto a las cinco claves de liderazgo definidas anteriormente, sumemos algunas más … aquellas que definen este liderazgo exponencial.

1.- Tratamiento del futuro

No se trata de que no seamos capaces de imaginar nuevos escenarios para el futuro sino de que aprender a transformar la sorpresa en conciencia de anticipación. Para lograrlo, los directores escolares y los equipos de dirección debemos convertirnos en futuristas expertos.

Esto no significa extrapolar el paso del cambio actual al futuro, significa imaginar nuevas posibilidades y entender que llegarán más rápido de lo esperado. Debemos estar igual de cómodos con lo que sabemos que con lo que desconocemos, cosa que no hacen muchos de los directivos escolares actualmente.

En la mayoría de los Colegios, el futuro se proyecta a través de pronósticos que nos vienen de fuera – más o menos seguros – y de cálculos numéricos y hojas de cálculo, reforzando la perspectiva de que el mundo del futuro es una extensión de lo que conocemos ahora y de que se puede conectar con fórmulas matemáticas que hagan predicciones cuantificables.

Vemos los eventos del futuro como una nueva versión de los eventos pasados, suponiendo que el cambio se moverá en línea recta, cuando en realidad, la línea hace una curva hacia arriba con nuevas variables tecnologías y sociales nunca antes vistas. ¿El resultado?: los pronósticos fallan. Y más que fallarán¡ Economía, demografía … en el mejor de los casos nos sorprendemos, en el peor, nos trastornan, y pensamos que esto son cosas de los iluminados.

2.- La nueva idea de la innovación

La innovación debe ser un proceso riguroso en constante aplicación. Algunas veces, directivos con los que trabajo me manifiestan su duda de comenzar proyectos e iniciativas cuando todavía no hemos terminado de implementar otros. Pero en eso consiste este nuevo escenario: para descubrir oportunidades ocultas en la niebla de la incertidumbre, hay que trabajar de manera permanente la innovación.

Además de imaginar un rango de nuevos futuros educativos, los equipos directivos también deben actuar como innovadores, descubriendo nuevas ideas a través de la ideación creativa y una rigurosa experimentación y control de lo aplicado.

Pero lo que falta a menudo es un profundo entendimiento del cliente que está al otro lado del proceso. Cuando los líderes se entienden como innovadores, descubren que deben pensar constantemente en el cliente – profesores y familias – y asegurarnos que todo aquello que vamos proponiendo en cascada es entendido, aceptado y asimilado por aquellos que, al final, serán quienes lo impulsen.

En eso está la nueva innovación: entender qué y hacerlo entender. Si no cambiamos esa cultura, y nos orientamos de forma exclusiva al proceso, estaremos hablando de una muerte segura.

3.- La tecnología y su escenario cambiante. La programación ética

La innovación tecnológica se acelera y en la Escuela debemos entender qué tecnologías impactarán de manera directa e indirecta en nuestros procesos. ¿Será lo mismo hablar de realidad virtual que de cadena de bloques en el mundo educativo? Pues claramente no.

La mejor forma de entender el cambio tecnológico no es leer acerca de éste sino experimentarlo de primera mano. Arriesgar, aprender a programar, construir o manipular un robot, probar productos o servicios que no sean cómodos o familiares, buscar los recursos de la innovación y la experimentación.

En este sentido, también se plantea uno de los grandes retos como directivos escolares: los líderes exponenciales deben luchar de manera constante con la ética, la moral y las implicaciones sociales de las tecnologías que construyen el futuro. No debemos olvidar que nuestros alumnos serán los que definan hasta donde llegará la tecnología, y esto, el uso moral de ese escenario, solo se dibujará en una Escuela abierta y experta en el alcance que tendrá la tecnología

Debemos intentar llenar nuestros proyectos de una fuerte carga humanitaria, ética y de impacto positivo en el entorno. Los líderes exponenciales escolares y los equipos que dinamizan, usan sus habilidades y comportamientos como futuristas, innovadores y tecnológicos para mejorar la vida de las personas con las que tienen contacto, para así, vertebrarlo en la sociedad futura.

Así si tendrá sentido la Escuela. Vayamos pensando que no podemos seguir apoyando nuestro sentido social en una Escuela generadora de ciudadanos para aportar información y contenidos. Debemos ser Escuelas que desarrollen personas que entiendan su valor social alrededor de lo humano, lo vivencial, los valores … de lo otro, ya se encargarán las máquinas, tenga la total certeza.

Nos vemos en las redes¡

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