top of page

LA TEORÍA DE LOS MIL DÍAS O SABER DECIR ADIÓS


Estamos muy acostumbrados a ver directivos en sus puestos por tiempo ilimitado.


Esta dinámica también ocurre en las direcciones escolares, y existen numerosos Colegios, en donde los directivos o equipos directivos completos permanecen durante muchos años en sus posiciones directivas.


Paddy Miller, especialista en liderazgo, organización, innovación y gestión del cambio, hablaba del ciclo de los 1.000 días, en la eficacia real de un directivo en su puesto. ¿Le damos una vuelta a su teoría? Que nadie se me enfade …



Estoy en pleno proceso de escribir mi tercer libro: “ Las mil caras del liderazgo”.


Es un libro de autor, en el que intento transmitir frescura, y sobre todo un decálogo de lo que yo entiendo como factores críticos que afectan al liderazgo en los centros escolares. A diferencia de mis libros anteriores, intento hablar de mi experiencia en como desplegar o interpretar estos factores desde el liderazgo escolar.


En el último capítulo, hablo de la importancia de saber cuando uno ya ha acabado un ciclo de trabajo eficaz en los proyectos educativos que lidera. No debemos entenderla como una norma, pero sí desde luego que es una orientación y una manera de entender la dirección y el liderazgo.


Desde hace ya algunos años, y en base también a mi experiencia, siempre he hablado de que una dirección eficaz tiene un ciclo de 6 a 8 años. Como comentaba antes, no es una norma rígida, cada uno debe tener la capacidad de ver y entender en que momento ya está siendo un freno en la dirección del Colegio.


¿Cómo podemos saber esto?


Bueno, tenemos varias maneras. La primera es de un modo objetivo, desarrollando evaluaciones periódicas sobre nuestra gestión y la del equipo directivo. Normalmente, cuando podemos hacer trazabilidad de los resultados, se ve claramente cuál es nuestro impacto y la valoración del mismo por parte de nuestros grupos de interés.


Claro, eso es en lo referente a la gestión.

Pero cuando pasamos a nuestro impacto como líderes, la cuestión es más compleja. Siempre he pensado que el buen y auténtico líder percibe de forma personal e interna si ya no está siendo positivo para el Colegio y para las personas que trabajan en él.


Y esto es lo importante. Ser honesto con uno mismo y saber salir con discreción y dejar un buen legado.



LOS CICLOS DE TRABAJO


Aunque luego expondré la teoría de Miller, querría exponer la mía que varía más que nada en tiempos y terminología. En el fondo, es la misma: todos tenemos un tiempo de rendimiento, y pasado éste, hay que saber pasar a otras posiciones o dejar la organización para dar paso a proyectos nuevos, personas nuevas, y seguramente, cultura nueva.


Es muy difícil estar permanentemente reinventándose. Requiere de una disciplina y de una capacidad de flexibilidad y aprendizaje que pocas personas tienen.


Aún así, después de leer toda esta reflexión. Sería bueno que cada uno se quede pensando si es realmente un motor de movimiento en el Colegio, con qué estrategias lo hace, y si genera influencia y compromiso en su Colegio. Ah¡ También es bueno preguntar a los demás. No hay nada como un buen baño de realidad.


En mi opinión, hay un primer momento de conocer el Colegio.


Uno llega y tiene que “aterrizar”. En este momento que estamos viviendo, y en el que muchos Colegios venden a empresas su Proyecto Educativo, se vuelve urgente dar resultados pronto.


Y eso es imposible. Se requiere un tiempo de ver, escuchar, preguntar y valorar. Y una vez que esto ya está en marcha, llega el momento de actuar. Si nos precipitamos, y actuamos antes de tiempo, la probabilidad de error es muy grande. Puede que las cuentas de resultados mejoren, pero seguro el clima y la vida del Colegio se resiente de forma considerable. Claro, el buen clima no vende tanto como una cuenta de resultados.



Este periodo, al que Miller denomina “fase de efectividad”, y dependiendo de aspectos como tamaño del colegio, volumen de personal, clima organizacional… podría enumerar algunas más, yo lo estimo en 2 cursos académicos. Lógicamente a mayor experiencia del directivo más rapidez y más solidez tiene en ésta, y seguramente en todas las fases posteriores.


La siguiente fase es la de desplegar la estrategia en la organización.


Miller la denomina “ fase de eficiencia”, donde ya hemos asentado el conocimiento del Colegio, estamos trabajando con nuestro verdadero equipo, y sobre todo, ponemos un proyecto estratégico encima de la mesa.


Siento que sigue siendo urgente concienciar a los directivos que es necesario tener un proyecto de trabajo.


No se puede trabajar de forma ordenada, y con visión de futuro, si no tenemos una estrategia de actuación. URGENTE.


Al igual que en la anterior, y teniendo en cuenta los factores enumerados, hay que sumarle de forma importante las habilidades directivas - delegación, toma de decisiones, liderazgo, evaluación …- . No creo que en menos de 3 o 4 años se pueda desplegar con eficacia un buen proyecto de dirección.


Y por último, y siguiendo la teoría de Miller, llega la “fase de culminación”, en mi opinión, es la más corta, la más compleja y la más dura … sobre todo si se es honesto con los resultados obtenidos.


Uno analiza resultados. De la manera que consideremos: encuestas, focus group, entrevistas personales … y por supuesto nuestra mirada sobre lo que estamos haciendo.


En este punto, es al que realmente no llega mucha gente.


La mayoría, y hablo por lo que veo en mi día a día como gestor y como consultor educativo, simplemente se queda en un bucle de la fase de eficiencia. Sin medir, sin evaluar, sin tomar decisiones con lo que uno observa.


Y cuando el resultado es bueno, pues no hay más. Podemos empezar una nueva fase, podemos dar paso a nuevas ideas, nuevos proyectos estratégicos, renovar el equipo, o tomar la decisión de dejar nuestro lugar a nuevas personas y analizar cuál ha sido el legado que hemos dejado después de 6 a 8 años de trabajar y trabajar en nuestro Colegio.